El pasado domingo, China experimentó una temperatura de más de 50 ºC en la región autónoma de Xinjiang, situada en el noroeste del país, marcando un nuevo récord histórico de calor.

Desde abril, una intensa ola de calor ha afectado a varios países de Asia, lo que ha generado preocupación en la población sobre la necesidad de adaptarse rápidamente a las condiciones climáticas extremas.

Las largas olas de calor en China están poniendo a prueba tanto las redes eléctricas como los cultivos, aumentando la preocupación por una posible repetición de la devastadora sequía del año anterior, la peor en seis décadas. Aunque China ha experimentado cambios dramáticos en las temperaturas a lo largo de las estaciones en el pasado, en la actualidad estos cambios son cada vez más amplios.

Recientemente, el centro de China ha sido golpeado por las lluvias más intensas que se han registrado en diez años, lo que ha causado estragos en los campos de trigo de la región, que es conocida como el granero del país. En medio de esta situación, Estados Unidos y China han buscado revitalizar sus esfuerzos para combatir el calentamiento global. John Kerry, el enviado especial de Estados Unidos para el clima, ha estado en Beijing manteniendo conversaciones con su homólogo chino, Xie Zhenhua.