Las pruebas para detección de antígeno: una nueva opción en el diagnóstico oportuno del COVID-19

Sep 28, 2020

[vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern”][vc_column][vc_column_text]La pandemia por Covid-19, originada a finales del 2019 ha puesto a contrarreloj al mundo de la medicina. Muchos han sido los descubrimientos y aportes de la tecnología para el diagnóstico del virus. Las pruebas de diagnóstico más usadas son: moleculares o PCR, serológicas principalmente en formato de pruebas rápidas de anticuerpos. Sin embargo, en varias instancias han sido insuficientes y poco fiables; frente a esta problemática, nace una nueva alternativa: pruebas para detección de antígeno, una opción recomendada y avalada por entidades internacionales.

Desde el primer paciente detectado en el mundo, se presentaron las conocidas pruebas moleculares, que sirven para el diagnóstico temprano de los contagiados mediante la detección directa del virus y que demostró ser muy efectiva en el control del avance de la COVID-19 en aquellos países con cantidad necesaria de pruebas y un respaldo financiero gubernamental que soportó el costo de las mismas.

Lamentablemente, los países en Latinoamérica la disponibilidad para este tipo de pruebas resultó insuficiente, su costo demasiado alto para para algunas naciones como para aplicarlas de forma masiva. Adicionalmente, son pocos los laboratorios capacitados para procesar este tipo de pruebas muy por debajo de la demanda necesaria para poder diagnosticar a tiempo la propagación del virus.

Mientras que las pruebas serológicas resultaron útiles para algunos aspectos de la enfermedad, más baratas y de más fácil procesamiento en su formato de pruebas rápidas. Aunque no fueron concebidas para el diagnóstico temprano de la infección, pues no detectan la presencia del virus directamente sino que fueron desarrolladas para detectar la respuesta del cuerpo humano a dicha infección, mediante la formación de anticuerpos, un proceso que puede tardar varios días más, los cuales son cruciales.

La tecnología se ha ido perfeccionando luego de algunos intentos fallidos tratando de encontrar una prueba ideal que permita la detección temprana del virus con las características de una molecular, pero con costos más asequibles, de fácil procesamiento como una rápida, hasta alcanzar las pruebas para detección de antígeno.

Recientemente, varias instituciones de prestigio como la CDC (Centro para Control de Enfermedades), la OMS (Organización Mundial de la Salud), la PAHO (Pan American Health Organization), la FDA (Food and Drug Administration), la APHL (Asociación de Laboratorios de Salud Pública), la ICMR (Consejo Indio de Investigación Médica) se han pronunciado para recomendar el empleo de estas pruebas.[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_single_image image=”3698″ img_size=”full” alignment=”center” qode_css_animation=””][vc_empty_space][vc_column_text]Las pruebas para detección de antígenos pertenecientes al virus de la COVID-19, permiten realizar un descarte confiable y rápido a las personas sospechosas de padecer la enfermedad, con resultados listos en 15 minutos, de tal forma que se puede tomar aislamiento y manejo más adecuado sobre todo dentro de los primeros días de inicio de síntomas de la enfermedad, justo cuando se necesita detectarla más oportunamente.  Gracias a ser una prueba de fácil procesamiento, sin necesidad de instrumentos, ni infraestructura de laboratorio, se considera una potencial herramienta para poblaciones de recursos limitados, lo cual será de gran ayuda en países de menor desarrollo como son los de Latinoamérica.

Las entidades internacionales mencionadas han recomendado últimamente su empleo en escenarios de poblaciones con alta probabilidad previa de poseer el virus COVID-19 ( pacientes sintomáticos en poblaciones de alta prevalencia). En aquellos casos, en los que un resultado positivo podría dirigir decisiones clínicas inmediatas y medidas de control en entornos colectivo, como:

  • Implementación de equipos de control para proporcionar pruebas específicas en situaciones de emergencia o brotes nuevos.
  • Selección de personas con síntomas respiratorios en departamentos de emergencias.
  • En establecimientos penitenciarios, centros de cuidados a largo plazo, asilos u otros entornos de alto riesgo, grupos congregados donde se han confirmado casos recientes.
  • Pruebas fuera del horario de atención en entornos hospitalarios cuando el paciente se beneficiará de un resultado rápido.
  • Personas sintomáticas en poblaciones remotas como pequeños hospitales rurales, naciones tribales u otras jurisdicciones con alta prevalencia conocida y acceso alternativo limitado a las pruebas.

Como un ejemplo de los algoritmos actuales más simples para visualizar la aplicación práctica de las pruebas de antígeno, tenemos el siguiente basado en el formulado por la ICMR (Consejo Indio de Investigación Médica) hace pocas semanas:[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_single_image image=”3690″ img_size=”full” alignment=”center” qode_css_animation=””][vc_empty_space][vc_column_text]Las pruebas de antígenos tienen muy alta especificidad, es decir que cuando el resultado es positivo, indican que el paciente posee la infección con gran certeza. Sin embargo, cuando el resultado es negativo, se deben analizar factores adicionales del paciente, como el historial de exposición a COVID-19, el cuadro clínico y los resultados de pruebas auxiliares adicionales como orientación al diagnóstico y posterior manejo del paciente. La aparición de este tipo de pruebas es una oportunidad para el manejo del diagnóstico temprano y efectivo del virus.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern”][vc_column][/vc_column][/vc_row]

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