El artista quiteño Pablo Guarderas presentó su obra “Wild Awake” con una subasta en favor de las Hermanas de la Caridad

Sep 1, 2022

[vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern”][vc_column][vc_column_text]La esencia de volver a la raíz, encontrarse y habitar el presente son el eje conductor de la obra “Wild Awake” del artista quiteño Pablo Guarderas. Este trabajo condensa su experiencia durante la pandemia, a través varias piezas. Pablo es un cosmopolita, vive desde hace 42 años fuera del país, y los últimos 22 años en Nueva York.

Cuando comenzó la pandemia, en marzo de 2020, su esposa tuvo la idea de ir a cuidar a sus mamás en sus países natales; ella es brasilera y él  ecuatoriano. “En los 40 años que he estado fuera, venía una vez al año a visitar y a pasear, pero no me quedaba mucho. En ese momento, llegué y al día siguiente se cerró todo. Ella se quedó en Brasil 5 meses y yo aquí en Ecuador, 5 meses también”, refiere Guarderas.

Explica que siempre le interesó el saber quién era – cómo él personalmente detalla-  estas preguntas solo encontraron respuesta por medio de la filosofía oriental. En los últimos 40 años, se ha dedicado paralelamente a una búsqueda interna sobre estas preguntas en las cuales he encontrado las respuestas en las filosofías orientales en las cuales hablan que el ser supremo está dentro de uno y la conexión que uno tiene con este ser supremo es nuestro verdadero poder y donde está nuestra realización.

Pablo siente que gracias al pandemia, pudo reconectar con sus raíces, con su niñez, con el Ecuador. Todo es muy espontáneo, muy del momento y es para él un reflejo de dónde está en este momento, en ese proceso y también como una estampa de que funciona. “Cuando veo el resultado de esta canalización de mi subconsciente al papel o al lienzo me veo a mí mismo y veo las respuestas a todas esas preguntas”, puntualiza.

Para Pablo el silencio es el gran conductor a este estado de presencia. Como artista, la pandemia le resultó favorable porque fue conductiva para para ese silencio pues no había la presión de la cotidianidad. “Sentí mucha paz de no tener que estar haciendo otras cosas y pude realmente entrar en este estado del presente y del silencio”.

Además, en su paso por el Centro Histórico de Quito, sintió esta conexión de forma más intensa. El artista presentó su obra en las instalaciones del Hotel Casa Gangotena, ubicado en el corazón del casco histórico. Y la noche guardó un mensaje muy especial para Guarderas. Varias piezas fueron subastadas en favor de quienes más lo necesitan y eso lo llenó de gratitud. “Me parece un alineamiento hermoso de poder contribuir especialmente con algo que uno hace de lo mejor de uno para poder ayudar de alguna forma”, señala.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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